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lunes, 30 de junio de 2008

Grasas trans / El top ten de las comidas prohibidas para la salud

El top ten de las comidas prohibidas para la salud

Son alimentos que contienen grasas trans, que aumentan el riesgo de sufrir ateroesclerosis y enfermedades coronarias. Qué debe evitar para no consumir este tipo de sustancias

Las grasas trans son las que surgen del proceso industrial de hidrogenación por el que pasan las vegetales, cuyo resultante es un tipo de grasa que sólo en los Estados Unidos causa alrededor de 30 mil muertes por año.

Si bien durante años se proclamó que el aceite vegetal es mucho mejor que el de origen animal, especialmente para el colesterol, los procesos industriales por los que éstas pasan para aumentar su duración los transforman.

Con el fin de prolongar la vida de estas grasas y potenciar su sabor, las industrias de alimentación someten a las grasas vegetales a un proceso llamado hidrogenación, que básicamente consiste en aumentar el número de átomos de hidrógeno de los ácidos grasos poliinsaturados que predominan en los aceites de semillas, como girasol o soja.

Así, los ácidos grasos poliinsaturados de estos aceites vegetales cambian su estructura natural, llamada cis, por una artificial de tipo trans. Y su composición y estructura -que se anuncia como 100% vegetal- acaba teniendo poco que ver con las de un aceite vegetal natural.

Recientes estudios revelaron que las grasas trans hacen descender el colesterol "bueno" (HDL) y elevan el "malo" (LDL), aumentando el riesgo de arteriosclerosis.

Pero, también, los ácidos grasos de tipo trans pueden inhibir algunas transformaciones de otros ácidos grasos esenciales, retrasando el crecimiento y la maduración del cerebro.

En los Estados Unidos determinaron que el riesgo de sufrir enfermedades coronarias es un 66% mayor entre consumidores habituales de margarina que entre quienes no la consumen.

Mientras se apruebe una legislación que regule el tratamiento de estas grasas la única solución es disminuir voluntariamente su consumo.

Actualmente, se calcula que la dosis media de grasas trans en América del Norte y Europa es de unos 5,5 gramos, aunque puede llegar a rozar los 13 gramos diarios en casos concretos. Lo ideal es evitarlas y eliminarlas después completamente.

Además, se sospecha que una acumulación de ácidos grasos trans en la  dieta  de la madre pueda influir en un peso menor del bebé al nacer, predisponiéndole a padecer enfermedades cardiovasculares.

Precauciones en el hogar

Además de los procesos industriales, algunos tratamientos domésticos, como la fritura, pueden acabar transformando los ácidos grasos en trans. Una fritura mal realizada acaba por oxidar y descomponer el aceite, modificando su estructura. Por eso se recomienda el uso de aceite de oliva virgen, no superar nunca los 180º C y no reutilizar el aceite nunca más de tres o cuatro veces.

Los 10 prohibidos

Patatas fritas (150 g): 7 gr. de grasas trans.
Pastel de manzana industrial (1 unidad): 6 gr. de grasas trans.
Bollo industrial (1 unidad): 5-6 gr. de grasas trans.
Hamburguesa (200 gr.): 3 gr. de grasas trans.
Quesito (1 unidad): 2,2-5,2 gr. de grasas trans.
Magdalena (1 unidad): 1-2,1 gr. de grasas trans.
Galletas (2 unidades): 1,3 gr. de grasas trans.
Margarina (1 cucharada): 0,9 gr. de grasas trans.
Panecillo comercial (1 unidad): 0,85 gr. de grasas trans.
Fuente: Infobae.com
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AHANAOA A. C.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado

Hacia "las Américas libres de grasas trans"

Hacia "las Américas libres de grasas trans"


Clientes compran comida rápida en San Salvador. Una iniciativa nueva de la OPS busca eliminar las grasas trans de los alimentos en las Américas. (Foto © Gilles Collette/OPS)

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) está promoviendo una iniciativa para la eliminación de las grasas trans industriales de los alimentos en todos los países de las Américas.

Un grupo de trabajo especial convocado por la OPS/OMS para considerar esta meta declaró que al reducir el consumo de grasas trans en apenas 2% a 4% del total de calorías es posible evitar más de 225.000 ataques cardíacos en América Latina y el Caribe.

"Esto es algo que los grandes productores de alimentos pueden hacer en cuestión de meses o como máximo en un par de años", dijo Ricardo Uauy, presidente de la Unión Internacional de Ciencias Nutricionales y profesor de Nutrición en Salud Pública en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. "Algunas empresas de alimentos ya lo están haciendo".

En septiembre, la OPS organizó una reunión con representantes de la industria alimenticia para informar de los resultados del grupo de trabajo y para discutir esfuerzos combinados para implementar sus recomendaciones. Algunas de estas empresas fueron Burger King Corporation, Cargill Inc., Con-México (Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo A.C.), Grupo ARCOR, Kraft Foods, Kellogg Company, McDonald's Corporation, Nestlé, PepsiCo, SADIA S.A., Watt's S.A. y Yum! Brands, Inc.

El grupo de trabajo citó pruebas científicas de que el consumo de grasas trans aumenta el riesgo de cardiopatía coronaria y posiblemente también el riesgo de muerte súbita de origen cardíaco, y de diabetes mellitus. El consumo de grasas trans eleva los niveles del "colesterol malo" (LDL) a la vez que baja los del "colesterol bueno" (HDL) y daña las células de los vasos sanguíneos, lo que contribuye a inflamación y bloqueo, y a ataques del corazón.

Aunque las grasas trans están presentes en pequeñas cantidades en los alimentos sin procesar, se encuentran principalmente en alimentos procesados que contienen aceites vegetales parcialmente hidrogenados, los cuales se suelen usar porque mejoran la textura de los alimentos y aumentan la duración de los productos.

Algunas compañías y gobiernos ya han tomado medidas para reducir las grasas trans en los alimentos. El año pasado, Dinamarca aprobó leyes que limitan las grasas trans a 2% del total de grasa en todos los alimentos vendidos en el país. Tanto en Canadá como en Estados Unidos es obligatorio que en las etiquetas de los alimentos procesados se indique si contienen grasas trans y se recomienda que el público reduzca el consumo de grasas trans al mínimo posible. En Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Paraguay y Uruguay se están considerando propuestas para reducir el consumo de grasas trans por toda la población.

Varias empresas de la industria alimentaria, como McDonald's, Unilever y Kraft Foods, han reducido o eliminado voluntariamente las grasas trans en sus productos. En Argentina y Brasil, ciertas empresas locales han comenzado a remplazar los aceites parcialmente hidrogenados por aceites no saturados, no hidrogenados. En Costa Rica y Uruguay, los productores locales de aceite vegetal han comenzado a producir y a comercializar aceites más saludables.

Para acelerar todo este proceso, el grupo de trabajo de la OPS sugirió lo siguiente:

  • Las grasas trans deben eliminarse del suministro de alimentos en las Américas y deben promoverse las grasas no saturadas como alternativa.
  • Esto exigirá medidas reglamentarias establecidas por los gobiernos, además de las medidas que la industria adopte voluntariamente.
  • Las grasas trans deben limitarse legalmente a menos de 2% de la grasa total presente en los aceites vegetales y las margarinas blandas, y a menos de 5% en los otros alimentos.
  • Otras medidas que los gobiernos podrían considerar son el etiquetado para dar a conocer el contenido de grasas trans en los alimentos, normas para reglamentar las afirmaciones sobre propiedades saludables de los alimentos, y declaración obligatoria de los tipos de grasas en los alimentos servidos en restaurantes, programas de ayuda alimentaria, escuelas y otros servicios de alimentación.
  • Los líderes de salud pública deben trabajar con la industria y fijar un cronograma para la eliminación gradual de las grasas trans, además de promover aceites y grasas más saludables en los alimentos.
  • Los gobiernos deben apoyar a los pequeños productores y servicios de alimentos para que eliminen las grasas trans y adopten alternativas más saludables.
  • La OPS/OMS debe encabezar los esfuerzos hemisféricos hacia una América libre de grasas trans al asignar la máxima prioridad a la iniciativa en la agenda regional de salud y ayudando a los países para que formulen políticas, leyes y reglamentos necesarios para poner en práctica la iniciativa y medir su progreso.

La OPS busca recursos para emprender una serie de actividades que pongan en práctica las recomendaciones del grupo de trabajo "Américas Libres de Grasas Trans", y para monitorear y evaluar el consumo y las fuentes de grasas trans en la Región así como para organizar talleres de capacitación de funcionarios.

Las conclusiones y recomendaciones del grupo de trabajo de la OPS/OMS se pueden leer en linea.

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AHANAOA A. C.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado

Prohiben uso de grasas trans en Nueva York

Prohíben uso de grasas trans en Nueva York

29 de junio de 2008,

NUEVA YORK (AP) - La ciudad de Nueva York será la primera de todo Estados Unidos en adoptar una prohibición total en contra de las gasas trans a partir del martes.

A partir de esta semana, la prohibición de extenderá a todos los negocios de comida preparada, desde restaurantes, cafeterías, pastelerías, barras de ensaladas y carritos de alimentos.

Las autoridades consideran ofrecer un período de gracia de tres meses antes de comenzar a aplicar multas a quienes violen la disposición. Las grasas trans, que suelen tapar las arterias de las personas que las consumen, fueron prohibidas de los aceites comestibles el año pasado.

Algunos chefs que se apoyaban en este tipo de grasas para lograr que las cortezas de sus pasteles quedaran como hojuelas, que sus galletas quedaran crujientes y los panecillos guardaran cierta humedad en su confección ahora trabajan más en busca de sustitutos adecuados.

Por ello, han invertido mucho tiempo y cientos de litros de aceites, grasas y margarinas para modificar sus viejas recetas para cumplir con la nueva regla, sin que por ello se pierda la calidad en sabor, textura o color de los alimentos.

Sin embargo, pese a la cercanía de la fecha límite, al parecer pocos, o ningún platillo, serán sacados del menú.

Algunos gigantes de la comida rápida, como McDonald's y Taco Bell, señalaron que han logrado eliminar las grasas trans de sus alimentos sin haber tenido que retirar alguno de sus platillos.

Las empresas proveedoras de pastelerías han comenzado a ofrecer una serie de reemplazos para los aceites vegetales parcialmente hidrogenados que son la mayor causa de grasas trans.

Ni siquiera la fábrica de aceites Crisco produce sus productos de esa manera. La empresa reformuló el año pasado sus productos, que ahora tienen una leyenda que dice "cero gramos de grasa trans por porción"

Incluso el postre cannoli, una especialidad irresistible de las pastelerías de la Pequeña Italia de Nueva York, que consiste en una cubierta de masa frita rellena de crema, ha encontrado un reemplazo.

El mayor fabricante de estas cortezas de masa frita para confeccionar el postre de tipo italiano informó que después de cuatro meses de experimentos en ocasiones frustrantes, sus cocineros finalmente pudieron generar un reemplazo sin grasas trans que es tan crujiente y tan delicioso como el original.

"Tiene un sabor un poco diferente", reconoció sin embargo Mauricio Vásquez, el gerente general de Ariola Foods, que ha sido la proveedora de pastelerías en Queens durante 85 años.

Agregó no obstante: "Si usted no estaba anteriormente muy familiarizado con el sabor, no notaría la diferencia".

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En la Internet:

Centro de Ayuda contra las Grasas Trans de la Ciudad de Nueva York:

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AHANAOA A. C.

El consumo de pescado en niñas aumenta la inteligencia

El consumo de pescado en niñas aumenta la inteligencia 

24/06/2008

Las niñas que consumen más ácidos grasos omega-3 (más pescado) son más listas que aquéllas que comen mayores cantidades de ácidos grasos omega-6, (más cantidad de aceites de soja o de maíz) señala un estudio reciente. Resulta de una gran importancia que el cerebro cuente con nutrientes esenciales durante su desarrollo para su correcta formación, advierten los expertos.

Good eatin'. Women who eat fish may be boosting their brain power.

Credit: George Doyle/Stockbyte

Smart Girls Eat Fish

By Ann Gibbons
ScienceNOW Daily News
20 June 2008

Girls who eat more omega-3 fatty acids outsmart those who eat higher amounts of omega-6 fatty acids, according to new research. As a result of this and other studies, government dietary recommendations--especially those aimed at pregnant women--should emphasize fish over soy and corn oils, which are respectively high in these fatty acids, says Joseph Hibbeln, a psychiatrist and lipid biochemist at the National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism in Bethesda, Maryland. "We don't want the brain to be deficient in its critical nutrients during development."

The omega-3 advantage was first hinted at in studies of distribution of body fat. Earlier this year, William Lassek, an epidemiologist at the University of Pittsburgh in Pennsylvania, and anthropologist Steven Gaulin of the University of California, Santa Barbara, reported that women who accumulated more fat on their hips than on their waists--and who, therefore, had low waist-hip ratios like many movie stars--had higher cognitive test scores, as did their children. They proposed that because the fat on the hips and thighs contains more omega-3s than belly fat does, these women were storing omega-3s critical for fetal and infant brain development--and boosting their own brainpower as they grew up. They also predicted that women who ate more omega-3s would perform better on cognitive tests than those who ate more omega-6s.

To test this hypothesis, Lassek and Gaulin analyzed data on about 4000 girls and boys between the ages of 6 and 16. The children had participated in the Third National Health and Nutrition Examination Study, part of a U.S. project to assess the health and nutritional status of kids and adults. After the researchers controlled for the parents' income and education and for the children's age, race, number of siblings, and blood lead levels, they found that girls who ate more omega-3 scored significantly better on four cognitive tests, including an IQ test.

Although genetics and parental education influence intelligence far more, the dietary effect explained about 1% of the difference in test scores between girls, about the same amount as exposure to lead, says Lassek. Boys also perform a bit better on cognitive tests if they eat more omega-3s than other fatty acids, but the effect is "twice as great in girls as in boys," says Lassek. That disparity suggests that evolution has favored girls who stow omega-3 fats on their lower bodies. The team, which presented its findings earlier this month at the Human Behavior and Evolution Society meeting in Kyoto, Japan, also found that omega-6 fatty acids interfere with cognition, because girls who ate more of these oils didn't perform as well.

Other researchers who have studied omega-3s are not surprised to see the link between omega-3s and intelligence: "Deficiency in omega-3 intake in modern diets is associated with an increased risk of violence, major depression, suicide, and bipolar disorder," says Hibbeln, so seeing a connection to another aspect of brain function makes sense, particularly because neurons use fatty acids to build axons. Most important, he says, is the omega-6 finding. "The big change in the Western diet of the past 100 years is a massive increase in the dietary intake of omega-6 fatty acids," he says. Hibbeln has advised the U.S. government to revise its recent advisory warning that pregnant women reduce their consumption of fish during pregnancy because of mercury toxicity; he says the dangers can be avoided easily by limiting consumption of certain fish.


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AHANAOA A. C.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado

Ácidos grasos trans en el embarazo, lactantes y en edad preescolar

Ácidos grasos trans en el embarazo, lactantes y en edad preescolar
Su importancia para el desarrollo neural y el crecimiento del niño.
 
Dr. Sheila M. Innis.
Traducción y resumen objetivo: Dra. Marta Papponetti. Esp. Medicina Interna.

Introducción

Los ácidos grasos trans (AGT) presentes en la dieta provienen de dos fuentes, la hidrogenación industrial parcial de las grasas y aceites que contienen ácidos grasos insaturados cis y, la leche y la carne de animales rumiantes, como resultado de la biohidrogenación de los ácidos grasos en el rumen. Mientras que en algunas mantecas o productos grasos los AGT pueden representar el 60% de los ácidos grasos, en general, corresponden al 2 a 5% de los ácidos grasos que se encuentran en la grasa de los lácteos y las carnes vacunas.

El consumo promedio estimado de AGT en países occidentales en las décadas de 1980 y 1990 fue de 2,5 a 13 g/persona/día, con una ingesta promedio más elevada en Estados Unidos y Canadá que en Europa. Hasta 2000, En Estados Unidos y Canadá el 80 a 90% de los AGT de la dieta provenían de los lácteos y las carnes vacunas. Sin embargo, la disminución del uso de las grasas parcialmente hidrogenadas por la industria alimenticia ha generado un descenso en el consumo de AGT producidos industrialmente en muchos países.

Los ácidos araquidónico (C20:4n-6, ARA) y docosahexaenoico (C22:6n-3, ADH) son muy importantes para el crecimiento prenatal y postnatal y el desarrollo. Debido a que el ARA se halla en los fosfolípidos de la membrana celular de todo el cuerpo, y es importante como precursor eicosanoide, segundo mensajero, vías de señalización y división celular, influye sobre el crecimiento y el desarrollo. El ADH se acumula en forma selectiva en los aminofosfolípidos de las membranas en la retina y la sustancia gris del cerebro y es importante para la visión y la función neuronal. Ambos ácidos se sintetizan a partir de los ácidos grasos esenciales de la dieta, los ácidos linoleico y alfa linoleico, respectivamente.

Las dietas que comprometen la ingesta de ácidos grasos n-6 y n-3, o que alteran el metabolismo o la incorporación de n-6 y n-3 en el desarrollo tisular pueden, por lo tanto, tener efectos adversos sobre el desarrollo fetal e infantil. Estos efectos adversos potenciales de los AGT tienen lugar por varias vías: la inhibición de la desaturación de los ácidos linoleico y alfa linoleico para pasar a ARA y ADH, el metabolismo adicional de monoenoico trans, los ácidos grasos n−6 o n−3 inusuales provenientes de isomeros inusuales de ácidos grasos que son incorporados en los tejidos e interrumpen la función de la membrana o las vías eicosanoides o, a través de la destrucción de los ácidos linoleico y alfa linoleico durante la hidrogenación industrial, llevando a la pérdida de ácido linoleico y particularmente, de alfa linoleico de los alimentos.

Este estudió hace una revisión de la exposición a AGT durante el crecimiento y el desarrollo secundario a la dieta materna en el embarazo y la lactancia, y a través de la dieta de los lactantes y primera infancia.

Transferencia placentaria de ácidos grasos y desarrollo fetal

Aunque varios estudios han explicado los mecanismos que facilitan la transferencia preferencial de ARA y ADH por la placenta, está claro que los AGT de origen industrial y los naturales derivados de la dieta materna son transferidos al feto humano en desarrollo. Por otra parte, las concentraciones de AGT, como así del ácido linoleico, el ácido alfa linoleico, el ARA y el ADH en los lípidos del plasma materno están positivamente correlacionadas con el nivel de los mismos ácidos grasos en el plasma de los niños y los lípidos del cordón umbilical al nacer, indicando que la existencia de la transferencia materno fetal, y por lo tanto la exposición del feto, depende de la concentración de determinados ácidos grasos en el plasma materno, y por lo tanto de la ingesta. Los estudios canadienses realizados en embarazadas normales a las 36 semanas de gestación comprobaron concentraciones medias de 4% de AGT en los triglicéridos del plasma materno y 2,9% de AGT en los triglicéridos del plasma de los recién nacidos; sin embargo, los límites de las concentraciones de AGT fueron amplios (límite superior de AGT de los triglicéridos en el plasma materno y del niño, 7,9 y 12,8%, respectivamente).

En los adultos, se demostró que las cantidades elevadas de AGT, similar a aquellas ingeridas por las embarazadas y el feto antes de nacer, tienen efectos adversos sobre el colesterol total, la relación colesterol total/colesterol HDL y los marcadores inflamatorios. También se publicó la evidencia de que los AGT alteran la expresión de los genes relacionados con la sensibilidad a la insulina y el riesgo de diabetes tipo 2, lo cual también es importante en la gestación y el crecimiento. Existen datos no publicados que muestran diferencias en el metabolismo de los lípidos o en los lípidos plasmáticos debido a la elevada exposición a los AGT de las embarazadas y niños. La mayor fuente de AGT de la dieta en Canadá son los alimentos de panadería, los cuales constituyen el 33% de la ingesta de AGT, mientras que las comidas rápidas, panes, margarinas y mantecas proveen 22, 10 y 8% de la ingesta total de AGT, respectivamente.

Numerosos estudios experimentales y clínicos han aportado evidencia de que el ADH es importante para el desarrollo visual y neural, en particular durante la primera etapa del desarrollo. En los animales, la ingesta materna inadecuada de ácidos grasos n-3 provoca la disminución del ADH acumulado en el cerebro fetal, la alteración del metabolismo de los neurotransmisores y el descenso en la capacidad para el aprendizaje de las conductas. Los estudios recientes en seres humanos también indican que el estado del ADH materno durante el embarazo se asocia positivamente con el desarrollo neural del niño. Por otra parte, en los niños prematuros, el ARA y el ADH se asocian positivamente con el crecimiento y los índices de desarrollo visual y nervioso, respectivamente. Algunos estudios han mostrado una asociación inversa entre el ARA y el peso al nacer del niño y la duración de la gestación, como así entre los AGT y la duración de la gestación y el peso al nacer.

Sin embargo, como los AGT están inversamente relacionados con los ácidos linoleico y alfa linoleico en el plasma materno, las mujeres que consumen más AGT provenientes de alimentos que contienen ácidos grasos parcialmente hidrogenados también pueden consumir menos ácidos linoleico y alfa linoleico de los alimentos. Si la ingesta de AGT interfiere o no con el metabolismo de estos ácidos en los seres humanos todavía no se sabe, aunque está claro que la ingestión de ácidos grasos n-3 es baja en las mujeres y los niños pequeños que siguen dietas occidentales.

Leche materna y desarrollo infantil

La leche materna humana es la única fuente de nutrición para los lactantes y brinda todos los ácidos grasos esenciales necesarios para su crecimiento y desarrollo. En promedio, la leche materna provee 3,7 g de grasa/100 mL, representando cerca del 50% de la ingesta calórica diaria de los niños pequeños. El elevado contenido graso de la leche humana genera una mayor exposición a los ácidos grasos. Muchos estudios han documentado la presencia en la leche humana de los AGT de los aceites parcialmente hidrogenados y de las carnes vacunas. Por otra parte, los estudios de intervención dietaria han comprobado rápidas modificaciones en la secreción de AGT en la leche humana con el agregado o la eliminación de isómeros de AGT en la dieta de las mujeres durante la lactancia.

Estos estudios muestran claramente que el niño alimentado con leche materna no está protegido contra la exposición a los AGT por mecanismos inherentes a la glándula mamaria sobre la secreción selectiva de ácidos grasos. Esto se refleja muy bien en la estrecha relación lineal entre la concentración de AGT de la leche materna y en los triglicéridos plasmáticos de los niños alimentados con leche materna, lo que también demuestra que la ingesta de AGT por parte de la madre determina directamente la exposición del niño. El análisis de la lecha humana madura en Canadá hacia fines de la década de 1990 mostró concentraciones medias de AGT de 7,1 g (2,2-18,7 g AGT/100 g de ácidos grasos de la leche).

La exposición a los AGT de los niños alimentados con leche materna puede calcularse a partir de los valores límite de AGT de la leche humana, asumiendo que un 50% de la energía proviene de las grasas y de una ingesta de 780 mL/día de leche materna por parte del niño. "En nuestros estudios comprobamos que en la década de 1990, en Canadá, los lactantes consumieron 1,1-9,5% de energía de los AGT, equivalente a 0,7–5,4 g/día/lactante, con valores promedio de 3,5% de energía y 2,0 g/día. Las implicancias de las ingestas elevadas de AGT para los lactantes se desconocen. Las fuentes dietarias más importantes de AGT entre las madres en ese momento eran los productos de panadería y los panes (34% de la ingesta), bocados y comidas rápidas (25% de la ingesta)."

En 2003, Canadá comenzó a ser el primer país en anunciar el contenido de AGT por porción en las etiquetas de los alimentos, lo que pasó a ser obligatorio en diciembre de 2005. La industria ha respondido rápidamente y las grasas parcialmente hidrogenadas han sido reemplazadas en muchos productos, como los panes, galletitas, crackers y frituras.

Según datos no publicados de análisis canadiense reciente, la concentración media de AGT (excluyendo el ácido linoleico conjugado) en la lecha humana fue 5,3 (2,9-8,8 g/100 g de ácidos grasos de la leche). Por lo tanto, dicen los autores, mientras que el límite inferior de AGT no ha variado en la leche humana, en los últimos 6 años su límite superior ha disminuido un 50%, de 18,7 a 8,8 g/100 g,, como consecuencia de la disminución del uso industrial de grasas parcialmente hidrogenadas en muchos productos alimenticios de Canadá. Basados en los trabajos de Chen y col., los autores afirman que el mayor impacto de la reducción de los AGT en los productos alimenticios industriales ha sido la disminución del 50% del límite superior de la ingesta de AGT.

Desarrollo en la primera infancia

Existe poca información acerca del consumo de grasas de los niños en edad preescolar, aunque este grupo etario es vulnerable a las deficiencias nutricionales debidas a sus elevados requerimientos de nutrientes esenciales para sustentar el rápido y continuado crecimiento y desarrollo. Hace poco tiempo, los autores demostraron que en Canadá, los niños preescolares consumían un promedio de 33% de energía proveniente de las grasas, con 13; 12; 3,6 y 0,7% de energía de las grasas saturadas, monoinsaturadas, ácido linoleico y ácido alfa linoleico, respectivamente. La ingesta promedio de AGT fue 4,8 g/día, lo que representa 1,8% de la ingesta calórica total, con límites de ingesta en los percentilos 5 a 95 de 1,5-10 g/niño/día.

Como en los adultos, la distribución del consumo no fue precisa, ya que algunos niños consumieron muy elevadas cantidades de AGT. Cuando la evaluación se hizo a través de la fosfatidiletanolamina de los hematíes, se comprobó una tendencia lineal inversa significativa entre la ingesta de AGT y el estado ADH, lo que indica, dicen los autores, que los AGT pueden interferir con la formación del ADH a partir del ácido linoleico o que las dietas ricas en AGT también son la dietas que tienen un contenido bajo de ácidos grasos n-3.

"Aunque todavía no se pone demasiada atención en la calidad de las grasas que integran la dieta de los niños en edad preescolar, el desarrollo de la función neural continúa durante la primera infancia." Los responsables del estudio destacan que los niveles del ADH en los hematíes de los niños de 1,5 a 5 años son menores que en los lactantes alimentados con leches maternizadas sin ADH, en quienes se ha comprobado un aumento de la agudeza visual y las mediciones del desarrollo neural luego de mejorar su status ADH. 

Resumen

Los niños están expuestos a los AGT provenientes de la dieta materna, antes y después de nacer, por transferencia placentaria y por la secreción en la leche humana. La similitud de las concentraciones en la madre y el niño indica que no existen mecanismos reguladores que protejan el desarrollo infantil de los efectos adversos de los consumos maternos elevados de AGT. El uso industrial de grasas y aceites parcialmente hidrogenados, en particular productos de panadería y alimentos procesados, son ampliamente consumidos por las mujeres y los niños, lo que da como resultado la exposición a grandes cantidades de AGT que tienen efectos adversos sobre la salud, a través de la alteración lipídica y los marcadores inflamatorios en los adultos.

Por otra parte, la exposición elevada a los AGT se relaciona con niveles más bajos de ADH, un ácido graso importante para el desarrollo y la función neural normales. Estas consideraciones avalan las estrategias para eliminar efectivamente los AGT provenientes de fuentes industriales en las dietas de las embarazadas y durante la lactancia, y en los niños pequeños, mientras que se debe mejorar la ingesta de ácidos grasos n-3



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Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado